jueves, 2 de junio de 2011

La Montaña Sagrada

Es bastante probable que la primera vez que vemos las obras de Jodorowsky pensemos que es una locura, un sin sentido, pero cuando atendemos a lo hay más allá del vestuario estrafalario, personajes con tintes oníricos y sanguinarias escenas; nos adentramos al mundo personal del artista, Jodorowsky desarrolla una innovadora técnica terapéutica en sus películas, la psicomagia; “La psicomagia se basa en aprender a hablar el lenguaje del inconsciente para luego, conscientemente, enviarle mensajes”, cada una de su realizaciones representa un proceso de sanación y transformación para el autor, para quienes actúan y para aquellos que ven sus obras.

En la Montaña Sagrada utiliza como eje principal el Eneagrama “es una figura geométrica de nueve puntas, de origen supuestamente desconocido, aunque son muchos los que afirman que tiene su fundamento en ciertas enseñanzas Sufi”, cada uno de los personajes principales representa una de las nueve puntas, y la historia se desarrolla en base de la búsqueda colectiva.

En la primera parte de la película da cuenta de la extrema fijación de Jodorowsky con la religión, en algunas entrevistas ha manifestado que esta fijación se debe al ateísmo de su padre “mi interés por la religión empezó en parte por oposición a mi padre que era violentamente ateo. Está llena de alusiones religiosas, el ladrón crucificado y apedreado por los niños, los romanos regordetes que lo emborrachan para obtener copias de su cuerpo semejante al de Jesús, la prostituta que lo sigue cual María Magdalena.

La incorporación del Tarot

El ladrón se encuentra con el alquimista, las escenas que conforman esta parte de la obra están llenas de simbolismos pertenecientes a todas las religiones, además de las cartas de Tarot que rodean a los protagonistas. El alquimista le ofrece al ladrón la posibilidad de tener un alma mediante el tarot, de convertir el excremento en oro y unirse a un grupo de elegidos para obtener la inmortalidad.

La aplicación de la psicomagia

Una vez que el alquimista reúne a los nueve elementos del Eneagrama comienza la sanación, esta sanación va más allá del film, Jodorowsky declara que la sanación fue real, tanto para él como para los actores.

La vida real nos espera

Finalmente llegan a la cima de la montaña sagrada, aquí los personajes descubren que no había ningún inmortal a quien destituir, que detrás de esta montaña hay otra y otra más porque la realidad está siempre en movimiento, no es estática.

El alquimista los espera en la cima y sonriente les dice “digamos adiós a la montaña sagrada, la vida real nos espera” luego Jodorowsky , desprendiéndose de su personaje y asumiendo su rol de director le ordena a la cámara que retroceda, de esta manera permite al espectador ser testigo de los artificios para grabar la escena que vemos, “por una parte, con este inesperado final, Jodorowsky ataca de golpe todo nuestro sistema de creencias respecto del cine: un film debe mantener la verosimilitud hasta el final, evitando cualquier interrupción a esa ilusión de realidad a la que nos lleva el cine. Jodorowsky parece apuntar con su dedo transgresor para indicarnos que toda representación, aunque sea fiel a la realidad, aunque sea conducente a la catarsis del espectador, aunque parezca poderosamente convincente, no es más que eso: una representación

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